Quiero café quemado
y mañanas de caricias en la cara.
Comernos de desayuno,
sanar con un dedo
que recorra discontinuo
las llagas de mi cuerpo.
Que no importe el año
ni el tiempo;
descosamos los relojes de la muñeca.
Alejémonos de la incertidumbre
esa que provoca lo desconocido
del no saber
del ti y del mí
del contigo
del sin ti.
Que bien suena.
ResponderEliminarEl no saber... Porque no sabiendo a veces se es mucho más feliz. Y te dejas llevar a través de esa distancia, de los milímetros, de los kilómetros... Y ya te encontrarás, o le encontrarás cuando estéis preparados.
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